Guerra: “Imagine”, el himno de los cobardes…
J. Eleazar Ávila Pérez…
Jamlet Política…
Nota: Esta es mi último agarrón con ChatGPT.
Desde hace décadas, Imagine de John Lennon ha sido celebrada como un himno a la paz. Se le canta en las escuelas, se le versiona en premios de Hollywood, y se usa como fondo sonoro en momentos de tragedia o esperanza colectiva. Pero confieso algo que puede resultar incómodo: yo sospecho -y cada vez más lo creo- que Imagine es una canción para cobardes.
No lo digo a la ligera. Sé que sus versos apelan a una humanidad cansada del conflicto, de la guerra, del odio. Pero también sé que la historia no se ha movido jamás por la fantasía, sino por la confrontación con lo real. Y Lennon, en su intento de abolir todo lo que divide -religiones, países, propiedad privada- termina negando todo lo que estructura.
“Imagina que no hay cielo”, canta. Luego pide imaginar un mundo sin países, sin posesiones, sin necesidad de religión. ¿Y entonces qué nos queda? Un vacío cómodo, una tabla rasa donde nada nos compromete, ni nos exige. Es el sueño del que ya no quiere pensar en cómo arreglar el mundo, sino en cómo dejar de sufrir en él. Y esa, lo siento, no es una postura valiente. Es una rendición elegante.
Hasta en el cielo hay jerarquías. Los creyentes lo saben: serafines, querubines, arcángeles. Ni en lo divino existe la igualdad absoluta.
Pretender un mundo plano, donde todos compartamos sin estructuras ni límites, puede sonar a amor universal, pero en el fondo es un acto de evasión. La lucha por un mundo mejor no empieza por imaginar que no hay nada que nos divida, sino por aceptar que las divisiones existen, que el poder se reparte con violencia, y que la paz verdadera no llega por decreto, ni por deseo, ni por una balada melancólica.
¿Lennon fue “valiente” en muchas cosas? Es los que proclaman sus fanáticos. Pero en Imagine no lo fue. No propuso un camino, no denunció a nadie, no se ensució con la historia. Prefirió el soñar idiota. Y ese sueño ha sido abrazado por generaciones que prefieren cantar a organizarse, mirar al cielo en vez de mirar al opresor.
Por eso digo que es una canción para cobardes. No porque quienes la escuchen lo sean, sino porque su mensaje seduce a esa parte débil que todos tenemos, la que quiere huir del conflicto, del debate, del compromiso. La que prefiere creer que si todos soñamos juntos, el mundo cambiará. Spoiler: no lo hará.
¿Imagine es hermosa? ¿sí? Pero la belleza sin coraje no cambia nada. Prefiero mil veces una canción incómoda, con dientes, que me obligue a pensar en lo que duele, que esta cuna melódica donde todo se resuelve con cerrar los ojos.
Agrego en directo sin IA: Total lo sostengo Imagine es el himno de los cobardes, donde en el limbo está, por ejemplo, las voces de Benito Juárez cuando decía que «entre los individuos, como entre las naciones, el respeto al derecho ajeno es la paz» (15 de julio de 1867), aunque aseguran que la frase esta inspirada en “La paz perpetua” de Emanuel Kant, quien señalaba que “ningún Estado debe inmiscuirse por la fuerza en la constitución y el gobierno de otro Estado”.
O la “conveniente” Doctrina Estrada del sinaloense Genaro Estrada -Felix- en 1930 de sus tiempos como Secretario de Relaciones Exteriores, cuando argumentaba:
“El gobierno de México no otorga reconocimiento porque considera que esta práctica es denigrante, ya que a más de herir la soberanía de las otras naciones, coloca a éstas en el caso de que sus asuntos interiores pueden ser calificados en cualquier sentido por otros gobiernos, quienes, de hecho, asumen una actitud de crítica al decidir favorable o desfavorablemente sobre la capacidad legal de regímenes extranjeros”.
“El gobierno mexicano sólo se limita a mantener o retirar, cuando lo crea procedente, a sus agentes diplomáticos, sin calificar precipitadamente, ni a posteriori, el derecho de las naciones para aceptar, mantener o sustituir a sus gobiernos o autoridades”.
En los últimos tiempos una neutralidad a conveniencia, quien lo dude “que se asome a todos los metichismos” de los gobiernos de México, en el emblemático, cuando “la nación” rescató a Evo Morales, o cuando dice misa de todos y de todos incluido comentarios sobre los Estados Unidos, para luego decir el típico Yo No Fui de Consuelo Velázquez.
Como queda entonces el «se declara que, a partir del día 22 de mayo de 1942, existe un estado de guerra entre los Estados Unidos Mexicanos y Alemania, Italia y Japón» de Manuel Ávila Camacho.
Pero bueno hoy, fuimos políticamente incorrectos.
Nostra Política: “Cuando los ricos se hacen la guerra, son los pobres los que mueren”. Jean Paul Sartre.
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