Desorden en el Registro Público de la Propiedad por el exceso de burocratismo y el “valemadrismo” oficial
Tuxtla Gutiérrez, Chis., 06 MAY.-Una de las quejas más constantes que recibió el actual gobernador de Chiapas, Eduardo Ramírez, durante su campaña electoral fue la profunda ineficiencia, corrupción e inmovilidad que arrastra el Registro Público de la Propiedad. A casi cinco meses de haber asumido el cargo, lejos de haberse resuelto, la situación ha empeorado de manera alarmante por el exceso de burocratismo y el “valemadrismo.
A decir de los propios afectados, esta dependencia no solo representa una fuente importante de ingresos para el estado, sino que es también un eje fundamental para la seguridad jurídica y el dinamismo económico.
Notarios, desarrolladores, inmobiliarias, bancos, juzgados y ciudadanos comunes dependen de su funcionamiento para formalizar operaciones que van desde la compraventa de una casa hasta inversiones multimillonarias. Hoy, todos enfrentan un cuello de botella que amenaza con paralizar la actividad económica formal, advierten quejosos.
Lo más grave es que, a pesar de que distintos gobiernos han destinado millonarios recursos para su modernización, el Registro sigue operando como un “elefante reumático”, con sistemas obsoletos y procesos manuales. Mientras en la mayoría de los estados del país ya es posible realizar trámites en línea, en Chiapas la modernidad no llega y el rezago es indignante.
Los denunciantes señalan que la causa principal parece residir en una designación basada en compromisos de campaña y no en capacidades. 90 por ciento servil y 10 de capacidad. Se dice que la actual directora, aunque presuntamente con credenciales académicas, carece de experiencia y conocimiento del funcionamiento interno del Registro.
Y no llegó sola: las posiciones clave y las delegaciones fueron ocupadas por perfiles improvisados, cuyo mayor mérito fue tomarse la foto y hacer como que participaron en la campaña, lo más lamentable porque los afectados son los contribuyentes.
Por ende, el resultado es desastroso. El rezago documental es mayúsculo, las colas crecen cada día, y la desesperación ciudadana estalló en colera, a tal punto que ayer se registró una especie de mitin espontáneo afuera de las oficinas. Gente que lleva semanas esperando papeles indispensables para acreditar la propiedad de sus bienes y poder concretar trámites esenciales.
El contraste no podría ser más evidente si se compara con la Dirección de Catastro, donde se nombró a un joven funcionario que, con vocación de servicio y capacidad operativa, logró en tiempo récord abatir el rezago que también aquejaba a esa dependencia. Catastro estaba tan atorado como ahora lo está el Registro Público, y sin embargo, con liderazgo y trabajo eficaz, se logró poner al día. La experiencia demuestra que sí se puede… cuando hay voluntad y se elige bien.
Lo paradójico es que el gobernador, abogado constitucionalista, catedrático y legislador, había prometido convertir al Registro en una de las dependencias más modernas del país. No hay duda de su sensibilidad y conocimiento del tema, pero alguien tiene que decirle que esa promesa hoy está en ruinas. Y el silencio cómplice que rodea el problema no solo daña su imagen, sino que mina una de las bases del desarrollo económico y jurídico del estado.
Ha habido reuniones, advertencias y llamados. Ninguno ha dado resultado. Es momento de actuar con determinación. La primera medida debería ser el relevo inmediato de la directora, por el bien del gobierno y de Chiapas. Es hora de poner al frente a alguien con capacidad, experiencia y visión. Porque si el Registro Público no funciona, el Estado tampoco.
Noticias/Diario Tribuna Chiapas/2025