2027, tiempo de asomarse al barrio y al ejido…
J. Eleazar Ávila Pérez
Jamlet Política…
Toda esta semana hemos insistido en que al PRI y al PAN les está faltando barrio y calle. Porque si bien ciertamente, no están muertos y menos moribundos, lo que pasma a muchos, es la parsimonia de sus liderazgos que viven como el meme de “La Señora de Las Lomas”.
Y así, pues como. Veamos, el PRI está vivito… pero digitalmente. Porque si uno se asoma a sus redes sociales, encontrará una auténtica sinfonía de memes, videos con música épica, y frases lapidarias sobre el mal gobierno de Morena.
Todo bien editado, con colores institucionales y tipografías serias, como si eso fuera suficiente para resucitar a un paciente que ya al menos 6 años en “coma”.
Así, queridos tricolores, entrañables cuates de azul, no basta con gritar “¡Fuera Morena!” desde el celular de su community manager mientras comen bocadillos en sus sedes nacionales. La política no se gana con trending topics, se gana en el territorio, donde los votantes tienen nombres, problemas y, sobre todo, memoria.
Hay una frase vieja como el sistema político que ustedes ayudaron a fundar: “No te fijes cómo grito, fíjate cómo voto”. Y el voto, señores, hace rato que se alejó de ustedes, por insensibles y es decir lo menos.
Porque si bien critican con razón “los desfiguros de la 4T” (hoy de moda en Campeche y en Puebla), en el fondo todos saben que el obradorismo es, en muchos sentidos, es el PRI maquillado de pueblo bueno. Y eso en el inconsciente colectivo no se borra con TikToks ingeniosos.
El mayor problema del PRI -y de paso del PAN, que no canta mal las rancheras- no es solo su “pasado corrupto” o sus presidentes, como Alito “el eterno”, sino su creencia delirante de que la narrativa en redes es sinónimo de militancia. Spoiler: no lo es.
Mientras se la pasan posteando frases como “México merece más”, los votantes reales siguen esperando que alguien se atreva a pisar una calle de terracería sin tomarse una selfie. El territorio, ese lugar incómodo donde hay que mirar a los ojos a la gente sin prometer embajadas ni candidaturas plurinominales, sigue huérfano.
Y en eso no ayudan mucho los voceros Jorge Romero, Kenia López Rabadán, Lilly Téllez y el holograma itinerante de Ricardo Anaya, por más que se asuman en gladiadores del aire acondicionado. Gritan fuerte, argumentan bonito, insultan mejor… pero no mueven tantas almas como ellos suponen.
Y en ello, porque el PAN, el PRI, todavía huelen a complicidad con el sistema que supuestamente quieren combatir.
¿Y entonces? Pues nada. El PAN necesita nuevos rostros y el PRI un alma nueva, pero lo que tienen son retazos de lo que fueron: grupos de poder que juegan a sobrevivir y se reparten lo que queda de sus partidos como si fuera caviar en asamblea.
Mientras tanto, Morena ya entrena a su nueva generación de operadores, como quien hereda una maquinaria aceitada. Y aunque también cometen errores, muchos de ellos en franca implosión, al menos tienen algo que sus opositores no: calle, estructura y narrativa emocional.
Porque sí, la Cuarta Transformación podrá ser muchas cosas… menos inmóvil. Y mientras el PRI y el PAN se emociona con cada like en Instagram, en X o em Facebook, además de acudir a todos los fotos de TV-Internet posibles, Morena ya va tres cuadras adelante… cargando las urnas y al sistema judicial electoral. .
Del sexto piso.- Luego de que los Estados Unidos citó que CIBanco, Intercam y Vector tienen participación posible en asuntos relacionados con fentanilo desde China, como lo reveló el Departamento del Tesoro ahí queda los dichos de Claudia Sheinbaum, la presidenta de México.
«México no se subordina a nadie. Somos un país libre, soberano e independiente. Nos coordinamos, colaboramos, pero no nos subordinamos. México es un gran país y la relación con EE.UU. es de iguales, no de subordinación. No somos piñata de nadie, a México se le respeta». (sic).
«Nosotros no vamos a cubrir a nadie. No hay impunidad, pero se tiene que demostrar que, en efecto, hubo lavado de dinero. No con dichos, sino con pruebas contundentes».
Nostra Política: “En el fondo, hay que reconocer que la historia no es selectiva, también es discriminatoria, toma de la vida lo que le interesa como material socialmente aceptado como histórico y desprecia el resto, precisamente donde tal vez se podría encontrar la verdadera explicación de los hechos, de las cosas, de la puta realidad. En verdad os diré, en verdad os digo que vale más ser novelista, ficcionista, mentiroso”. José Saramago.
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